martes, 12 de agosto de 2008

Lógica de las Represas en El Salvador

Por: MONARES

Con la llamada conquista de los españoles a estas tierras, nuestros pueblos originarios fueron desplazados de sus territorios, arrinconándolos a lugares cuya tierra no es apta para la agricultura.
Ahora muchas de las poblaciones descendientes de estos pueblos originarios se ven amenazadas por el desplazamiento de sus actuales tierras por la construcción de represas hidroeléctricas en distintas zonas del país, bajo la excusa del progreso y desarrollo. Progreso y desarrollo que no son para las comunidades afectadas, sino para las grandes corporaciones transnacionales en su búsqueda insaciable de ganancias.
Vivimos en una sociedad cuya racionalidad económica es la acumulación de capital. Este sistema ve a los elementos de la naturaleza como recursos que pueden y deben ser explotados para generar ganancias siempre bajo esa racionalidad -racionalidad irracional- de acumulación, sin importar a costa de qué se obtienen ganancias, sean sobre la vida de seres humanos y de la naturaleza misma.
De 1950 a 1985 el modelo económico era de industrialización dependiente por sustitución de importaciones Período en el cual se iniciaron la construcción de represas a lo largo del río Lempa: 5 de noviembre, 15 de septiembre y Cerrón Grande.
A partir del año 1989, en El Salvador se inició con la implementación del modelo económico neoliberal con la aplicación de las Políticas de Ajuste Estructural (PAE). Bajo este modelo se da inicio a la privatización de empresas estatales de electricidad, comunicaciones, entre otras, a empresarios nacionales y transnacionales a quienes se les dio la libertad de poner a su antojo las tarifas por servicios
Con el Plan Puebla Panamá se evidencia un cruce de los intereses de los gobiernos nacionales al servicio de las empresas transnacionales. A través de este plan se pretende generar la infraestructura necesaria para favorecer el comercio internacional, facilidades de acceso a servicios y recursos en los que se incluyen agua, luz, gas, etc. Con el objeto de incrementar la producción de energía eléctrica para su posterior venta. Comercialización que va en la misma lógica de suplir una demanda y no una necesidad. La construcción de represas hidroeléctricas en ese marco, procura la mercantilización de la naturaleza.
Es una lógica de mercado en la que la relación compra/venta indica cuánto producir y para quienes. Obviamente la decisión fundamental en este caso es producir más ante la creciente demanda energética para las grandes industrias y para los grandes centros comerciales y no para las pequeña comunidades aledañas a las represas que demandan menor energía.
Es por ello que intencionan la construcción de dos nuevas grandes represas. El Cimarrón, en el noroccidente del país, sobre el rio Lempa; y El Chaparral al oriente. A pesar de una marcada oposición de diversos sectores, el gobierno continúa publicitando estas dos obras como la solución a la "Crisis Energética" y como la única vía de abastecer el mercado energético en el país, mientras no se discute los impactos económicos, sociales, ambientales de la actual política.


Introducir a la agenda nacional este debate, es una de las tareas que como MONARES tenemos, a fin de que se discuta con profundidad y se encuentres alternativas viables en beneficio sí, de las poblaciones amenazadas por los megaproyectos y no de alternativas para sostener el sistema energético que solo beneficia a las grandes empresas.

No hay comentarios: