jueves, 21 de enero de 2010

Rediseñar El Cimarrón

Ileana Gómez (*)
Un detalle de las implicaciones territoriales,tecnicas y sociales de haber implementado el proyecto de la Presa El Cimarrón en su formato original; y la necesdad de su replanteamiento

SAN SALVADOR-En el marco de la juramentación del Consejo Nacional de Energía el presidente Funes anunció la decisión de revisar el proyecto hidroeléctrico El Cimarrón, dado que el diseño propuesto no es viable. Ciertamente el diseño del proyecto no es viable en dos sentidos: el técnico, por sus implicaciones sociales y ambientales, tampoco es viable la forma en como este proyecto se impuso a la población y su territorio.
Al nivel técnico El Cimarrón suponía la formación de un embalse de 15.3 Km² en Citalá, Chalatenango. Una de las peculiaridades del proyecto era la desviación de las aguas del embalse el Cimarrón al río Metayate mediante la construcción de un túnel de 11 Km. que reduciría el caudal del río Lempa en el sitio donde se construiría el embalse. La reducción del caudal abarcaría una distancia de 76.5 Km. entre el embalse el Cimarrón y la represa Cerrón Grande, afectando poblaciones, sistemas de riego, ecosistemas y fuentes de agua potable. Ya en el 2000 el Tribunal Centroamericano del Agua, una plataforma de justicia alternativa que actúa como organismo de justicia ética sobre el recurso hídrico, resolvió recomendar al gobierno de El Salvador suspender el proyecto debido a que su diseño técnico conllevaba graves consecuencias: erosión por dragado y por la remoción de la cobertura boscosa, alteración del curso del agua, descenso del nivel freático por cambios en la descarga del caudal, afectación de la potabilidad del agua por arrastre de sedimentos, pérdida de medios de subsistencia de poblaciones locales, de tierras productivas y de infraestructura por áreas inundadas; además de posibles inundaciones por desbordamiento del río Metayate. El gobierno en ese entonces defendió el proyecto frente al Tribunal pero ignoró la resolución.
Desde mediados de los noventa los pobladores, organizaciones religiosas y ambientalistas se han movilizado para rechazar el proyecto tanto por sus implicaciones ambientales como por la forma unilateral con la que fue planificado y definido por la entonces dirección de CEL. Durante la fase de elaboración de los estudios de prefactibilidad la falta de una política de comunicaciones con los pobladores fue un factor crítico que agudizó el conflicto. Técnicos y maquinas se movían en la zona realizando perforaciones y mediciones sin explicar a los habitantes el objetivo de estas acciones. Inicialmente los pobladores obtuvieron información del proyecto por parte de ONG´s y del Comité Ambiental de Chalatenango. Llegó el momento en que la CEL tuvo que realizar una serie de charlas informativas a la población para responder a los reclamos y a la molestia social de pobladores y alcaldes. Pero estas charlas no lograron responder a la dudas, ni calmaron la aversión local por el proyecto, en parte porque utilizaban un leguaje muy técnico y poco accesible para los pobladores rurales y porque no suponían construir compromisos mínimos de apertura de información y participación de las comunidades y municipalidades en el proceso. Pasados los años la CEL llegó a definir una oferta de compensación social para los habitantes que se hallarían afectados con la pérdida de viviendas y cultivos, aun así el proyecto siguió enfrentando una fuerte resistencia social que trascendió las fronteras nacionales.
La conflictividad que conlleva el desarrollo de proyectos hidroeléctricos ha llevado a que algunos países vayan perfeccionando el abordaje social de estos macroproyectos. En Costa Rica el Instituto Costarricense de Energía (ICE) esta desarrollando toda una estrategia de participación social en el Proyecto Hidroeléctrico El Diquís, en Puntarenas, encaminada a lograr la viabilidad social del proyecto, a partir de acciones orientadas a conocer la realidad social y cultural de la zona en la que se llevará a cabo. La estrategia abarca tres ejes de acción: información, interacción e investigación. La información consiste en realizar actividades permanentes de divulgación entre comunidades a través de talleres, reuniones y foros. Para ello se han formado equipos de trabajo multidisciplinarios que abordan los ámbitos sociales, arqueológicos y de comunicación. La interacción con las comunidades se ha institucionalizado a partir de la formación de Comisiones de Enlace, espacios que representarían las necesidades e intereses colectivos en su relación con el Proyecto El Diquís. La investigación permite profundizar el conocimiento económico, social y cultural de las comunidades para entender las implicaciones del proyecto en las particularidades de cada población.En Centroamérica la creación de este tipo de estrategias es bastante novedosa porque va más allá de las tradicionales medidas compensatorias, pero aun no significa que se esta construyendo un estilo distinto de hacer desarrollo, aunque sí un estilo más amable hacia los pobladores. La resistencia social frente a las represas y otros megaproyectos persiste porque ha logrado crear una práctica social orientada por un lado a defender un estilo de vida, pero también a rechazar y detener el avance del poder económico y político que desde afuera del territorio decide cómo y para qué usar los recursos. La larga historia de desalojos forzosos, violencia y marginación ha contribuido sin duda a fortalecer estas acciones de resistencia, que se alimentan de los discursos ambientalistas, las ideas del movimiento antiglobalización y de la iglesia de base popular.
Por eso la viabilidad social de este tipo de proyectos es tan importante como su viabilidad económica y técnica. Supone la superación paulatina de estas contradicciones y la construcción de discursos compartidos para caminar hacia una “visión integral territorial”: Tal y como el presidente Funes afirmara en su discurso de juramentación del Consejo Nacional de Energía “se impone la necesidad de analizar la posibilidad de un rediseño del proyecto con una visión integral territorial que tenga en cuenta los factores medioambientales y sociales que nos hemos puesto como obligación respetar. La formulación de este nuevo diseño, no sólo será tarea de las instituciones del Ejecutivo y el Consejo Nacional de Desarrollo, requiere también la intervención de otros actores entre ellos las municipalidades y las comunidades que puedan resultar afectadas, además de los ambientalistas, iglesias y organizaciones que han estado en la resistencia. Por otra parte es indispensable avanzar en un rediseño organizacional de entidades como el MARN y la CEL, que permita contar con estructuras descentralizadas, multidisciplinarias, con capacidad de investigación y de creación de estrategias de articulación permanente con los actores territoriales.
Rediseñar el Cimarrón es una oportunidad para rediseñar la ruta del desarrollo territorial y nacional, donde la decisión de construir o no megaproyectos tendría que ser el resultado de una decisión ciudadana soberana sobre el estilo de vida y el uso de los recursos con base a principios de sostenibilidad ambiental, inclusión y equidad.

(*)Ambientalista y columnista de ContraPunto

martes, 19 de enero de 2010

EL LADO OSCURO DE LA PRESA "5 DE NOVIEMBRE"


José Carlos Sabrían
mauricio_nightfall@hotmail.com

1. Entre el escepticismo y la duda popular

Tan pronto como comenzaron las primeras excavaciones en la "Chorrera del Guayabo", para levantar la primera central hidroeléctrica del país, la semicentenaria "5 de Noviembre", se desató un torbellino de rumores en la comarca que agitó convicciones y valores y alteró la tradicional visión del mundo del pueblo bajosumpulense y sectores circunvecinos. En la ribera del Lempa y el Sumpul, era el tema habitual en todo tipo de reuniones y en el trabajo y el descanso. Más allá de la extraordinaria noticia, la magnitud de la presa y sus enormes dificultades técnicas rebasaban los límites de la imaginación popular. Resultaba tan grande la brecha entre lo conocido y lo desconocido, entre la premodernidad y la modernización, que estaban tan lejos de su propia comprensión. Comentarios como estos fueron comunes en los municipios de San Isidro Labrador y San Antonio de La Cruz entre l940 y l950:

"Están chiflados esos cheles si piensan tapar el Lempa y el Sumpul". "Si nadie ha podido frenar ni una pinche quebrada, ¿cómo van a detener el río Lempa?". "¿Tapar el Lempa? ¡Que vayan con esos cuentos a otra parte!". "Me quito un huevo si le ponen freno a ese río". "¿Que van a detener el Lempa y el Sumpul? ¡Que se hagan así ve!" "Sólo que tengan pauto con el diablo, podrían hacer algo semejante; pero eso si, el cachudo se los llevaría al mismito infierno".

Pero si bien es cierto que en el dominio del pensamiento ingenuo y tradicional de los grupos que habitaban aquellos sitios, y en aquellos tiempos, no existían conocimientos tecnológicos en materia hidroeléctrica, si abundaban las experiencias repetitivas sobre la devastadora fuerza de los ríos Lempa y Sumpul, cuya energía cinética buscaban utilizar los constructores de la presa. Por ello mismo, su inicial forma de reaccionar entre el escepticismo más extremo y el acondicionamiento a sus creencias mitológicas, fue totalmente razonable. Nadie está obligado a responder ante hechos novedosos y extraordinarios al margen de su propia cultura.

Veinte años después, en 1969, por ejemplo, ni las capas medias de nuestra sociedad, familiarizadas con algunas corrientes de la cultura letrada, aceptaron mayoritariamente que el hombre había llegado a la Luna en ese año. Y todavía hoy, en los inicios del nuevo milenio, ese mismo conocimiento sigue siendo abrumadoramente inaceptable para la mayoría de la población rural, no obstante haber transcurrido cuarenta años desde el día de su realización. Obviamente, nunca ha resultado fácil mover las convicciones colectivas del sitial que ocupan en las culturas populares, con informaciones carentes de objetividad verificable, si ellas mismas contradicen las bases del conocimiento tradicional.

Es más, los moradores más próximos al río Sumpul, de sobra conocían desde la infancia su tremendo poder destructivo durante el periodo lluvioso. Lo habían visto desbordarse repetidas veces, llevando en sus turbulentas aguas cuerpos humanos desconocidos; lo habían visto arrastrar árboles y arbustos, ganado mayor y menor y escombros de humildes viviendas; estaban más que convencidos que nada ni nadie podía reprimir semejante poder. Para colmo, muchos recordaban todavía la última catástrofe del Sumpul, ocurrida en junio de 1934, cuando a raíz de una tormenta tropical horrorosa el río se salió del cauce natural e invadió las vegas aluviales, arrasando con todo lo que había en la ribera, incluido el cable del paso de garrocha entre El Copalito y San Antonio de la Cruz. Sus resultados, varias víctimas mortales y cuantiosos daños materiales.

No había duda, el río Sumpul ocupaba un sitio privilegiado en la memoria histórica de aquellos pueblos, no sólo como fuente de vida sino como fuerza irreprimible y destructora. Una realidad de colosal poder, "que nada ni nadie de este mundo" podía desafiar impunemente, así fuesen extranjeros arrogantes y visionarios. Y el Lempa, con el Sumpul incluido, era un poder aún más colosal.

Sin embargo, poco tiempo después, justo entre 1950 y 1951, cuando las compañías constructoras de la presa montaban en el sitio de la Chorrera del Guayabo la gigantesca máquina concretará, y construían calles asfaltadas en las márgenes del Sumpul para transportar los cargamentos de roca y arena del río, las primeras convicciones de total escepticismo fueron cediendo espacio a la duda reposada y cautelosa. En la medida que surgían innovaciones observables en el sitio de la represa, las mismas reflexiones frente a la posibilidad de la obra iban cambiando de acento espectador. Una mínima muestra de ello se puede apreciar en el siguiente diálogo registrado en 1951 entre dos campesinos minifundistas del asentamiento Los Alvarenga de San Isidro Labrador.

-Siguen de necios esos cheles, compadre; pero yo sigo creyendo que jamás taparán el río. ¿Y Ud., que dice?
- Mire, compadre, ahora no sé qué decir...
- ¿Por qué?
- Pues por las cosas que están sucediendo... ¿Mire esas calles? ¿Cuándo habían venido a hacer trabajos como esos?
- Algún entierro del Partideño andan buscando esos bandidos. ¡El pisto llama al pisto, compadre!
- Puede ser...Pero un entierro, por grande que sea, no paga tanto gasto. Mire en la Chorrera del Guayabo, hay luceríos por todas partes y grandes máquinas trabajando. ¡Y eso, compadre, no es así nomás!
-Puede que tenga razón, compadre. Algo va a suceder. ¡Esperemos entonces!
-No queda otro camino.

Esperando, llegaron los meses secos de 1951 y 1952, y con ellos, el competitivo trabajo en la Chorrera del Guayabo y en el mismo río Sumpul. Potentes y bulliciosos camiones de volteo transportaban todo el día piedra y arena del cauce del río, que gigantescas palas mecánicas arrancaban sin descanso de aquel paisaje milenario. Un paisaje que se iba desfigurando lentamente, ante el asombro de los moradores bajosumpulenses.

2. La depredación material y simbólica

Conviene tomar en cuenta, por otra parte, que el Sumpul fue siempre el sitio predilecto para la vida cotidiana más intensa de los grupos ribereños. Y lo fue, básicamente, no por decisiones metafísicas de su autoconciencia étnica, sino por ser el río la mayor fuente de recursos extractivos completamente libre del sector. De su cauce y litoral, los moradores extraían, libremente, según la necesidad, peces y crustáceos, madera y leña, piedra, pasto y arena. De esta forma, la mayoría lograba mitigar el impacto de la pobreza estructural.

Sin el egoísmo limitante de la propiedad privada, que margina y oprime a los más desposeídos; sin restricciones legales excluyentes; sin amenazas de potestades y privilegios, los habitantes de la ribera concurrían a toda hora al río Sumpul en busca del sustento cotidiano. Y allí permanecía éste, a su entera disposición, para ser extraído y utilizado según las necesidades familiares, libre de toda exclusión humana, de la histórica exclusión que siempre ha estado a la base de los problemas sociales, crisis y conflictos de El Salvador.

En el curso de la vida cotidiana, en efecto, se fue desarrollando con el paso de los años una intensa red de relaciones sociales al interior de cada grupo, lo mismo que con otros grupos de la ribera, lo que dio origen a los particulares sistemas de valoración y normatividad de aquellos pueblos, incluido el simbolismo cultural de la comarca. El escenario preferido para el intercambio sociocultural fue siempre el río y su litoral, donde los grupos ribereños permanecían la mayor parte del tiempo una vez concluidos las tareas agrícolas. A la sombra de pequeños estuarios y ensenadas tuvieron lugar los repetidos encuentros diurnos de todo tipo, y en los brillantes arenales, las veladas veraniegas y otros convivios nocturnos. Románticas guitarras, acordeones y mandolinas de los confines bajosumpulenses amenizaron las citas nocturnales, y acentuaron su fijación reminiscente en la memoria de aquellos pueblos, al tiempo que avivaron pasiones y conflictos al calor del imprescindible "chaparro".

No obstante la ruptura entre memoria y la imagen espacial del río Sumpul, luego de la posterior inundación por el lago artificial, legendarios moradores de Los Amates, Los Alvarenga y san Antonio de la Cruz comparten aún, después de medio siglo, recuerdos comunes de momentos vividos en el cauce y litoral del río. Describen, entre otras cosas, detalles sobresalientes de la mítica Poza Redonda en cuyo montículo se levantó durante la administración Quiñones Molina el paso de garrocha que unía al cantón Copalío con San Antonio de La Cruz. También evocan, ensimismados, imágenes singulares de otras pozas del río, sobre todo de la Poza Larga, de La Gila, Los Palones, La Ciguanaba, El Cipitío, El Cajón y El Ciguapate. No olvidan, la leyenda del Gritón, el fantasma nocturno que, partiendo de la desembocadura del Sumpul en el río Lempa, lo recorría aguas arriba asustando a los pescadores solitarios. Narran, asimismo, episodios turbulentos pero generosos de la vida del mítico Partideño, el Robin Hood centroamericano que, según la leyenda, vivió por largo tiempo en las antiguas cuevas del cerro E ramón.

Por la notable importancia económica, social y cultural del Sumpul en el modo de vida de los pueblos ribereños, no cabe duda que el río fue su gran hogar, el común e inmenso hogar de todos ellos. Esto era una realidad durante todos los días del año, pero de manera especial durante los meses sin lluvia, cuando crecía el contacto gregario a lo largo y ancho de los segmentos arenosos, colmados de vegetación fluvial, donde se buscaba esparcimiento y alivio ante el ardiente clima tropical.

Estos mismos pueblos de la ribera, legendarios poseedores del Sumpul, presenciaron paso a paso la ocupación y saqueo del río, después que el proyecto hidroeléctrico lo hubo requisado por asalto. Tal acontecimiento, ejecutado en nombre del progreso, pero del progreso de otros, como sucede casi siempre, representó para los habitantes de la ribera el principio del fin de su tradicional fuente de recursos extractivos. Y es que al extraer del Sumpul la piedra y arena requerida para las obras civiles de la presa, incluyendo los grandes diques protectores, no sólo se removían y saqueaban los bienes esenciales de aquellos pueblos, bienes de inestimable valor utilitario para la sobrevivencia étnica, sino que también se aniquilaban, irreverentemente, los símbolos culturales erigidos de generación en generación.

Viéndolo bien, cada sitio del Sumpul, cada detalle de su perfil longitudinal más próximo (escollo, poza o remanso), cada porción de la ribera más frecuentada (estuario, pedrera, ensenada o arenal), cada roca más grande, cada árbol, cada arbusto, llevaba la marca generacional de los pueblos que vivían en la vecindad. Allí estaban la huella pasada de las historias étnicas, allí las impresiones actuales de la lucha cotidiana por la existencia, allí los vestigios de la vida social con los recuerdos felices y lacerantes, allí los fundamentos de los mitos y leyendas y de los sistemas de valoración y normatividad. Todo un archivo étnico, donde se nutrió por siglos la memoria histórica y la propia identidad de cada pueblo.

Pero la visión gubernamental, no sólo era diferente, sino totalmente opuesta a los intereses materiales y simbólicos de aquellos pueblos excluidos y marginados del desarrollo nacional. Al fin y al cabo, qué importancia tenían estos pueblos tradicionalmente olvidados del Antiguo triángulo lenca para la administración Oscar Osorio y su autoritarismo desarrollista. Si tales pueblos habían vivido marginados históricamente, ¿por qué ofrecerles consideraciones de orden material y simbólico durante la construcción de la presa? Y todavía más, de no aprovecharse oportunamente los recursos líticos del Sumpul en la moderna obra civil, ¿qué utilidad futura podrían tener al quedar sepultados bajo el lago artificial? ¿Acaso el Estado salvadoreño no puede utilizar los recursos nacionales para construir infraestructura moderna donde quiera y cuando quiera? Sin duda alguna, la lógica estatal tenía razones "soberanas" para tomar por asalto los recursos líticos del Sumpul, sin perder tiempo en especulaciones desusadas sobre el derecho de sobrevivencia de los pueblos ribereños o el respeto a su "cultura inculta", sobre todo en una época en la que el autoritarismo había alcanzado el más alto desarrollo en la historia política de El Salvador, cuando una orden castrense estaba por encima de la misma Constitución de la República y la arbitrariedad era el pan de cada día.

Pues bien, el drama social de los moradores bajosumpulenses, apenas comenzaba a desarrollarse durante los años 1951 y 1952. Y comenzaba, justamente, con la depredación de su gran hogar, el mismo río Sumpul, luego que la CEL ocupara fortuitamente el perfil longitudinal del río bajo su dominio, un dominio ilegítimo y conflictivo, como lo fue su propia adquisición. Mediante traspasos hasta cierto punto arbitrarios por coercitivos, las vegas aluviales de la ribera -las mejores tierras de labranza y pasto del sector- pasaron a manos de la CEL a precios muy por debajo del precio de mercado, en un franco proceso de incautación.

De un modo o de otro, la ruptura gradual de los ribereños con su medio ambiente hospitalario se manifestaba ya en la sensible disminución de la vida fluvial, a causa del desequilibrio ecológico originado por la remoción y extracción de gigantescas extensiones rocosas del río, lo que redujo la pesca a niveles sin precedente. La misma ruptura escaló dimensiones violentas, justo cuando surgieron limitaciones físicas al libre tránsito de los lugareños en los sitios ocupados, los mismos donde ellos y sus ancestros se habían desplazado libremente. Se supo entonces que muchos machetes y armas de fuego estuvieron a punto de ser desenvainados, como reacción a la devastadora ruina que estaban presenciando, cuyo desenlace se detuvo por la ausencia de organización y liderazgo popular.

3. Impresiones exóticas para la modernidad

Tan pronto como echó raíces la construcción de la presa hidroeléctrica, llegaron al Sumpul aprensivos turistas del viejo mundo. Vinculados o no con expertos de la obra, los turistas buscaban en el río Sumpul impresiones salvajes, o cuando menos exóticas o pintorescas del paisaje estival salvadoreño. En la pequeña ensenada de la Poza Redonda, por ejemplo, aparcaban de cuando en cuando lujosas limosinas con extraños turistas, que mantenían una excesiva distancia con los lugareños. Y en los mismos sitios donde los moradores celebraron por siglos, año tras año, a la luz de la Luna, sus tradicionales convivios, allí levantaban los turistas sus tiendas de campaña, bajo potentes reflectores eléctricos que alumbraban el constante trabajo automotriz. Resulta fácil imaginar, conociendo un poco el modo de vida de los campesinos bajosumpulenses, el conflicto inminente en sus pensamientos, al presenciar el cambio radical y la usurpación de aquellos espacios milenarios.

De vez en cuando, también, inspiradas europeas montaban a la orilla del Sumpul sus propios equipos de pintura, y pintaban con destreza imágenes cotidianas de la pre modernidad circundante: pescadores usando por última vez los lumpes ancestrales, adorables mestizas lavando la ropa familiar en el cauce dragado del río, ganado mayor saciando libremente el hambre y la sed, cipotes chulones posando a cambio de una extraña sonrisa. Estas y otras impresiones de la agitada realidad campesina, estaban siendo procesadas en el mismo escenario donde tenía lugar el drama social de los habitantes ribereños, y, con sensibilidad vanguardista o sin ella, seguramente serían exhibidas más tarde en galerías de arte moderno del Viejo Mundo.

El modernismo hizo, pues, a principios de los años cincuenta, incursiones relámpago en el Bajo Sumpul, justo cuando se realizaba la transferencia de tecnología de punta para el proyecto energético en construcción. Y que coincidencia: mientras las firmas proveedoras de los costosos equipos hidroeléctricos, junto a las compañías constructoras de la presa, trasladaban a Europa importantes utilidades y ganancias, las artistas de la modernidad hacían lo mismo con imágenes exóticas de la campiña sumpulense. Lo que no se supo entonces, ni se sabe todavía, es si el modernismo europeo logró captar el trasfondo de dolor, incertidumbre y rabia que había en los rostros campesinos, a causa de la destrucción y despojo de su gran hogar.

4. La inundación

La central hidroeléctrica "5 de Noviembre", la primera en su género que el desarrollismo construyera en el río Lempa, a 88 kilómetros al nororiente de San Salvador, comenzó a operar el 21 de junio de 1954 con sólo dos generadores y una reducida capacidad de 30 mega watts. Aunque la capacidad máxima de generación eléctrica (81.4MW) sólo la pudo alcanzar la central en 1966, con la incorporación gradual de tres generadores adicionales, ya en 1954, año de su inauguración, el embalse cubría los límites previstos por la CEL: 16 kilómetros cuadrados de inundación sobre las cuencas de los ríos Lempa y Sumpul, equivalentes a 320 millones de metros cúbicos de agua.

En efecto, tan pronto como se fue extendiendo el lago artificial sobre el río Sumpul y fue borrando lentamente sus corrientes, recodos y remansos, y con ellos, el extenso litoral de arena, piedra y vegetación y las vegas fértiles con sus cultivos; luego que los numerosos sitios simbólicos, tan saturados de misterio, de historia y tradición quedaran bajo el agua, los pobladores del área se estremecieron de asombro. Y no era para menos: estaban presenciando el dramático final de su mayor fuente de recursos naturales y también de su gran hogar.

Conviene puntualizar, en efecto, que en la primera inundación invernal, en 1954, el embalse cubría aproximadamente siete kilómetros longitudinales sobre la cuenca del Sumpul; y en toda esa gran extensión sepultó, junto al río y su litoral, las vegas aluviales, es decir, los mejores suelos donde se cultivó granos básicos, jiquilite, caña de azúcar y ajonjolí, sin faltar los verdes pastizales para la crianza ganadera. E igualmente sepultó, los pequeños estuarios y ensenadas, con las valiosas reservas de pasto, madera y leña, y los milenarios depósitos de arena blanca, y los fragmentos de roca fina no utilizados por los constructores de la presa. Y como secuela del mismo lago artificial, se fue extinguiendo el robalo y el tepemechín, la guabina y la mojarra, la chimbola y la plateada, el bagre y el filín, ricas especies del río y sustento cotidiano de los ribereños; lo mismo sucedía con los exquisitos crustáceos del agua dulce corrida: camarones, chacalines, cangrejos y cacaricos.

Cuánto recurso perdido en tan poco tiempo en nombre del progreso ajeno. Cuánta privación de alimentos ricos en proteínas para el vecindario del Sumpul. Y cuánto silencio durante más de medio siglo.

El espeso manto de agua que invadía todo, sin respetar relieves físicos y culturales, sepultó un mundo de sueños y realidades, tanto físicas como simbólicas. Destruyó el pasado y el presente espacial más querido por el pueblo y amenazó un fu turo lleno de presagios e incertidumbre. Así desapareció, como por encanto, el mejor escenario de la vida económica y sociocultural de la comarca, sin contar, desde luego, con los mayores espacios inundados en la cuenca del río Lempa.

El asombro y desconcierto colectivos, producidos por la inundación del lago artificial, estaba asociado también a la violenta ruptura entre la memoria de los asentamientos ribereños y el ambiente hospitalario donde ella misma se formo. No cabe duda, el ambiente físico y la memoria van siempre de la mano en una relación de mutua dependencia, y en este caso, se rompía el vínculo que los unió por siglos.

5. Subsidiando la fortuna de los afortunados

A punto de concluir la obra civil, la mayoría de la población bajosumpulense estaba medio convencida de que la presa hidroeléctrica era una infraestructura necesaria para buscarle solución a muchos problemas relacionados con el atraso salvadoreño. En todo caso, fue la administración Oscar Osorio la que se encargó de divulgar, a la luz del desarrollismo cepalino, las ventajas del proyecto energético frente al incipiente proceso de industrialización nacional, en el marco de la integración centroamericana.

Sin negar la importancia que la generación de energía hidroeléctrica tiene en todo proceso de modernización, no se puede desconocer, sin embargo, la confrontación de los intereses perseguidos por la CEL y los propiamente locales. En primer lugar, mientras la primera central hidroeléctrica ofrecía apuntalar la economía nacional mediante la generación, transmisión y distribución del fluido eléctrico, destruía con el lago artificial el medio ambiente ecológico donde los pueblos de la ribera del Lempa y el Sumpul habían vivido por siglos. En segundo lugar, al tiempo que generaba y distribuía la energía necesaria para incrementar la producción en serie de bienes y servicios, y fortalecer la acumulación económica de los grupos hegemónicos del país, en áreas distantes de la presa, ésta incrementaba la pobreza, la miseria y el desarraigo en los asentamientos ribereños.

No se necesita ejercitar mucho el pensamiento, para admitir, que la vida de los pueblos afectados con el embalse nunca sería la misma sin las vegas aluviales, sin los peces y crustáceos de agua dulce corrida, sin las modestas reservas de pasto, madera y leña, sin los francos depósitos de piedra y arena tan necesarios para el trabajo de albañiles, cercadores, empedradores, talladores de molinos de nixtamal y bases para columnas de madera. Tampoco se necesita recurrir a la metodología positivista, para evidenciar que tanto la memoria histórica como la propia identidad de estos pueblos, sufrieron notables alteraciones con la inundación del común e inmenso hogar de todos ellos, donde quedaron sepultadas las huellas pasadas y presentes de las distintas generaciones de moradores, incluidos los más remotos ancestros del mestizaje.

Como quiera que sea, a la base de aquel drama social está la gran contradicción del primer proyecto hidroeléctrico, es decir, entre el beneficio sectorial que el mismo ofrecía al capital industrial y al desarrollo urbanístico, básicamente, y el daño inferido a humildes campesinos que vivían en las cercanías del Lempa y el Sumpul, quienes jamás recibieron indemnización alguna ni ningún apoyo para enfrentar la nueva realidad. Al contrario, lo único que recibieron fue la marginación de la CEL, ya que viviendo en el traspatio de la presa hidroeléctrica no recibieron por largo tiempo ni un kilowatt-hora de electricidad. Evidentemente, este es un ejemplo más, entre tantos, de cómo los grupos más pobres y excluidos de la sociedad subsidian con el hambre y el sufrimiento el bienestar de los sectores privilegiados.

6. Una nueva realidad igualmente abandonada

Calmada la turbulencia del desconcierto colectivo, aunque no el drama social, los moradores de los confines bajosumpulenses tuvieron que convivir forzosamente con la nueva realidad: el lago artificial. Una realidad intrusiva y agobiante, tanto desde el punto de vista físico como sociocultural. El lago, que surgió para quedarse por mucho tiempo, sepultó viviendas, acorraló poblados, devoró cementerios como el de San Antonio de la Cruz, abrevió ríos y riachuelos e invadió potreros y milpas. Total, un verdadero desastre social.

¿Que fue del río Sumpul y su litoral en sus últimos siete kilómetros longitudinales? ¿Y qué de las escasas vegas fértiles? De tales sitios, no quedaban más que los recuerdos cargados de nostalgia. Nada más. En su lugar se extendía hoy el inmenso manto de agua, pero de agua mansa, quieta, pacífica, como carente de vida; de agua sucia por la lenta descomposición orgánica de árboles, arbustos y maleza y otros residuos sólidos en suspensión. La CEL, institución responsable de la administración integral de la represa, no tuvo la prevención de talar y aserrar los árboles maderables que había en la cuenca inundada del Sumpul, como tampoco utilizó en su provecho propio o de terceros la abundante leña de árboles y arbustos existentes. Si tales medidas no pudieron o no quiso prever, siendo rentables, cabe preguntarse si habría desarrollado la CEL algún tratamiento preventivo de cuanto desecho sólido existía en el área a embalsar. La respuesta es evidentemente negativa, ya que ni aun contando con la asesoría oportuna hubiese hecho nada al respecto, sobre todo porque esas medidas no figuraban en la agenda de la salubridad pública salvadoreña ,y aunque hubiesen figurado, no iban a favorecer directamente a quienes servía el régimen militar osorista, decir, a los sectores privilegiados del gran capital.

De haber actuado la CEL en forma responsable frente a los pobladores del área, habría evitado la vasta descomposición orgánica dentro del lago artificial, y con ella, la generación de gases tóxicos nocivos para la salud humana, incluyendo la proliferación de moscas y mosquitos transmisores de enfermedades endémicas, como la malaria y la fiebre tifoidea; es más, con el tratamiento de los desechos sólidos, habría reducido la acelerada extinción de los ricos bancos de peces y crustáceos del Sumpul, aparte de impedir el desperdicio irracional de los escasos recursos forestales. Pero como bien dicen los mismos bajosumpulenses, al enfatizar la inconcurrencia de un hecho equitativo y razonable: "No se puede esperar que la tordita haga su propio nido".

Sin embargo, en medio de tamaña desolación, se presentía, por lo menos, una probable ventaja en favor de la comunicación entre los pueblos de la ribera lacustre, la reducción espacial por el mismo lago. Y es que al inundar los accidentes naturales de la cuenca del Sumpul (el cauce, valles, montículos y barrancos) el lago uniformó el relieve en toda su extensión, con lo cual acorto distancias entre puntos opuestos de tierra firme. En sus inicios, aunque expertos en natación fluvial, más de algún morador tuvo problemas al cruzar a nado el embalse, auxiliándose únicamente con una mano mientras con la otra salvaba las prendas de vestir, por lo que pronto enfrentaron el primer desafío a resolver: cruzar el lago transportando pesados objetos familiares.

Pero el mundo campesino salvadoreño, quiérase o no, está más que acostumbrado a resolver los desafíos existenciales que la pobreza y el tradicional atraso le deparan con bastante frecuencia, sin contar con el auxilio externo. Esta ha sido la constante en su vida cotidiana, sobre todo en el Bajo Sumpul y en el Antiguo triángulo lenca en su conjunto, donde el abandono gubernamental es siempre la regla. De ahí que poco tiempo después fueron surgiendo los primeros cayucos o piraguas en la ribera lacustre. Apenas contando con un hacha, una azuela, un martillo y un formón, los mismos labriegos tallaban en poco tiempo estos navíos de la pobreza a partir de voluminosos troncos de ceiba y conacaste, con los que resolvieron la necesidad de comunicación a través del lago artificial.

Es evidente, por otra parte, que un drama social no afecta a todos los moradores por igual, y que las diferencias en las formas de responder están asociadas casi siempre a las características psicosociales y socioculturales de cada grupo en particular. Los adultos de la ribera, por ejemplo, preferían sobrellevar la crisis derivada de la inundación tirando el anzuelo o la atarraya a la orilla del embalse, buscando los atemorizados peces sumpulenses, que intentaban sobrevivir en medio de la contaminación acuática. La inmensa mayoría de los jóvenes y adolescentes, en cambio, miraba en el lago no sólo la tumba de su gran hogar, sino una amplia vía de comunicación, una espaciosa pista donde competir a nado -el deporte preferido desde la infancia- o medir destrezas recién aprendidas en la flamante navegación a remo. Menos propicios a la contemplación pasiva de la crisis étnica, los jóvenes se inclinaban más por la navegación lacustre durante el tiempo libre, que por la práctica de una pesca en proceso de extinción.

La misma necesidad de movilización en el lago artificial destacó muy pronto la importancia extrema de los botes de remo en la ribera lacustre, de tal suerte que ellos se fueron convirtiendo en instrumentos altamente codiciados en todo grupo familiar. Y dadas las diferencias y desigualdades sociales existentes en todo el sector, su demanda adoptó luego las características de una moda popular: exclusiva al principio para unos, tardía para otros y ajena para los demás.

En efecto, la necesidad familiar de botes o cayucos no sólo tropezó con la pobreza de muchos para demandarlos, también chocó con la escasez de la materia prima principal para construirlos, los árboles de grueso calibre. Y aquí surge un nuevo problema con el medio ambiente: al convertir las frondosas ceibas y conacastes en cayucos, se alteró el equilibrio ecológico en toda su extensión, ya que no sólo prodigaban sombra en solares, potreros y milpas, sino que protegían importantes reservas acuíferas del lugar. Con el afán de resolver un problema social, generado por la represa, se erige otro problema social menos visible al principio, pero igualmente relevante.

Se ignora, por otra parte, qué hizo reaccionar a la CEL para que una vez extinguida la rica población de peces y crustáceos del embalse, dispusiera la siembra de alevines en todo el lago artificial. Como quiera que sea, la medida fue ampliamente celebrada por el vecindario, pues si bien las nuevas especies no reunían las características de exquisitez de las ya desaparecidas, sí llegaron a sustituirlas de modo cuantitativo en la humilde mesa campesina. Los que nunca fueron repoblados o sustituidos en el área inundada, son los cangrejos, camarones, chacalines y cacaricos; ellos desaparecieron definitivamente del embalse. Sin embargo, tornando en cuenta que los suelos erosionados en las proximidades del embalse siguen teniendo un destino único y forzoso, el mismo lago artificial, es razonable suponer que en la medida en que se va llenando de azolve el fondo del lago en esa misma medida su caudal tiende a reducirse, a tal punto que, con el tiempo, la central podría perder su capacidad potencial de generación de energía eléctrica. Como todo cambia en nuestro medio, a pesar del inmovilismo aparente del atraso social, podrían volver los peces y crustáceos del agua dulce corrida a poblar el área del embalse, a menos que se revierta el proceso de azolvamiento en un futuro cercano.

A principios de 1958, cuatro años después de inaugurada la presa "5 de Noviembre" en la Chorrera del Guayabo, don Evaristo Serrano, minifundista del asentamiento Los Amates y primer regidor del gobierno municipal de San Isidro Labrador, hizo en la Alcaldía el siguiente comentario:

"Ese embalse nos dejó a todos en la pura desgracia. Mire, nos quitó el Sumpul, nos quito las vegas de la Junta, nos quitó el pescado bueno que comíamos, porque ese pescado hediondo que metieron después nunca se puede comparar con el robalo, la guabina, el tepemechín...y para que seguir hablando...Si… Estamos jodidos de remate".

Efectivamente, jodidos de remate, quedaron los pueblos de la ribera del Lempa y el Sumpul una vez formado el lago artificial; y jodidos de remate, por no decir en la pura desgracia, quedaron también, poco tiempo después, otros pueblos que vivían en la ribera del Lempa, cuando fueron lanzados violentamente para dar paso a la construcción de la presa del "Cerrón Grande".

lunes, 18 de enero de 2010

Juramentación Consejo Nacional de Energía

Discurso del Presidente Mauricio Funes.

12 de Enero de 2010
Muchas gracias, en primer a todos por acompañarnos en este acto de juramentación de los miembros del Consejo Nacional de Energía, con esta ceremonia estamos cumpliendo, como ya lo había indicado el doctor Dada, la formalidad que nos requiere la Ley.
Pero como ustedes saben esta instancia fue creada por la anterior administración, sin embargo no tuvo una verdadera operatividad y por lo tanto no pudo avanzar en su misión principal de asesorar al Presidente en la política nacional de energía.
Hace ya tiempo decidí reimpulsar ... entidad y reforzar ..., para ello le encomendé comenzar su labor sin esperar esta formalidad y así se ha hecho. La junta directiva ha trabajado, continuará haciéndolo hasta completar sus propuestas de políticas públicas en materia energética con el apoyo y colaboración expresa del comité consultivo que ya ha sido constituido y que también ha sido juramentado.
Este comité consultivo está constituido pro representantes de todos los sectores del área energética desde la empresa privada hasta las organizaciones ambientalistas y los sindicatos, pasando por la academia con quienes ya se ha iniciado un proceso de consulta.
El compromiso del consejo es presentarme en el término de noventa de días la política nacional energética. Ya la semana pasada me presentaron los lineamientos generales de dicha política, así como los principales componentes de la misma.
Lo que he pedido al consejo es que elabore una propuesta enmarcada en una visión de mediano y largo plazo, de ese modo estableceremos una política energética integral y formularemos la definición de la matriz energética que establecerá las prioridades del país para los próximos cinco años, abrigamos la esperanza de que las políticas de Estado adoptadas a partir de ahora en esta materia, sean una guía que trascienda a este Gobierno y que sea continuada por futuras administraciones.
De ese modo podríamos aspirar a la autosuficiencia, el cuido de nuestro medio, el impulso de nuestra capacidad productiva y la provisión de servicios eficientes y baratos a la población.
El consejo trabajará en base a tres principios fundamentales, el primero de ellos es el reconocimiento de la energía como un bien de utilidad pública, de esto se deriva que el Gobierno tiene la responsabilidad de garantizar la regulación efectiva del sector y el control de los recursos naturales del país, porque reconocen que tales recursos son patrimonios ... nadie del pueblo.
Se hace necesario pues el fortalecimiento del rol del Estado en la materia y no tan solo en la formulación de las políticas sino también en la complementariedad con el sector privado en lo operativo.
El segundo principio, es el vínculo irrompible entre la política energética y el desarrollo sustentable. Desde este punto de vista cualquier iniciativa en el ámbito de la obtención de energía deberá realizarse de manera que las comisiones del presente no se conviertan en problemas del futuro. Dicho de otro modo, que el bienestar inmediato no se construya sobre el malestar de nuestros hijos e hijas.
En el futuro, no desarrollaremos proyectos que pongan en peligro nuestro medio ambiente ni el entorno de las comunidades, ni tampoco permitiremos el abuso en la explotación de los recursos existentes, se trata de establecer planes a largo plazo, que nos permitan mejorar las condiciones de vida de la población y eso es incompatible con el deterioro de nuestro seco sistema.
En tercer lugar, aunque no menos importante, partimos del principio de que la política energética es un pilar básico del desarrollo económico y del crecimiento del país. Por eso de la misma forma en que en otros ámbitos potenciales de la soberanía alimentaria, por la independencia de nuestra política exterior, también en la política energética queremos apostar por una mayor autonomía de El Salvador como una opción para mejorar los precios y la competitividad de nuestro país.
Para ello es fundamental el establecimiento en un marco regulatorio, con reglas claras que permitan la participación en el mercado de pequeños, medianos y grandes inversores, pero que además garanticen los derechos de los usuarios y respecto a los intereses y recursos del país.
Sobre la base de estos tres ..., este consejo ha comenzado ya su tarea a la que ... la máxima trascendencia. Sus miembros tienen en sus manos la formulación de insumos para tener una política consensuada que permitirá al país superar la visión corto ... y dibujar una hoja de ruta para el desarrollo energético a mediano y largo plazo.
Quiero aprovechar esta explicación para dar respuesta a algunos críticos que ve con recelo la creación de numerosos consejos para la toma de decisiones en el Gobierno, quiero decirles que esta política es intencionada, y perfectamente coherente con nuestra pretensión de profundizar la democracia y alcanzar amplios consensos con todos los sectores del país, que nos permitan avanzar en políticas de Estado.
Es decir, en estrategias que permanezcan en el tiempo, independientemente de los vaivenes políticos.
Esta forma de gobernar es una inversión de tiempo y esfuerzo, es un ejercicio pleno y permanente de la democracia, algunos tal vez tengan nostalgia de las decisiones que se arrojaban de los ... en las madrugadas y sin consultas. Esas prácticas que favorecían tan solo a unos cuantos ... del interés general no volverán bajo mi Gobierno.
Esta forma de administrar la cosa pública es además, parte del fortalecimiento institucional, que es clave para ... la unidad nacional de la que les he hablado tantas veces.
Este Gobierno es el Gobierno del cambio y parte de ese cambio se refleja en nuestra forma de gobernar. La toma de decisiones como ya les he dicho no será nunca más a puerta cerrada, y sobre todo nunca más al margen de los ciudadanos. Pero tampoco se realizarán políticas desarticuladas que lleven a contradicciones entre las otras instituciones.
Por eso la estrategia energética que queremos tendrá en cuenta los aspectos económicos, sociales, ambientales y políticos, involucrados, entendiendo estos últimos, como la creación de un cuerpo ... para garantizar el cumplimiento de las decisiones.
El Consejo Nacional de Energía ha establecido ya ... de estrategia fundamentales que ... y que podrían resumir muy brevemente las siguientes consideraciones, parte de esto es el resultado de una primera reunión de trabajo que hemos tenido ya con los miembros del consejo antes de su juramentación como tal.
Es fundamental en primer lugar la diversificación de las fuentes de energía, incrementando la cuota dedicada a fuentes renovables, tambien es prioritario el fortalecimiento de la capacidad del Estado para………el sector y garantizar la protección al consumidor como así tambien es prioritario no solo mejorar la oferta sino tambien reducir en lo posible la demanda y desde ese punto de vista en necesario potenciar la eficiencia y la cultura del ahorro energético, tanto como lo es mejorar la cobertura en todo el país y la forma en que se focalizan los subsidios.
Y con la mirada puesta en el futuro es nuestro objetivo apostar por la innovación y el desarrollo tecnológico en este ámbito, así como promover la integración energética regional.
En torno de estos lineamientos se han adoptados decisiones algunas ya ejecutadas, como es el caso de la reducción de la tarifa eléctrica, que a supuesto una reducción al consumo domiciliario y empresarial del 10,76% y tambien el proceso de alcanzar el 100% de la electrificación rural en los 100 municipios mas pobres del país bajo este mandato constitucional lo cual beneficiara aproximadamente 34 mil 500 hogares que actualmente no cuenta con el servicio de electricidad en sus hogares y comunidades.
Además siempre de acuerdo con las recomendaciones de este consejo damos prioridad a dos importantes proyectos, El Chaparral que tiene un costo estimada de 240 millones de dólares y que producirá 67,5 megavatios de energía y el proyecto de ampliación de la estación 5 de Noviembre presupuestado en 125 millones de dólares cuyo diseño final ya esta listo y nos permitirá generar 80 megavatios mas, estos dos proyectos nos garantizaran la cobertura de la demanda nacional si atendemos a la estimación de un crecimiento anual promedio de consumo de un 3%.
Sin embargo, además de estos megaproyectos el consejo analiza la conveniencia de la construcción de centrales eléctricas no mayores de 20 megavatios, a través de diferentes fuentes de energías renovables, una iniciativa que esta siendo impulsada por la cooperación internacional y que cuenta con numerosas ventajas desde el punto de vista medio ambiental y de desarrollo social.
Por otra parte quiero informarles tambien de que de la misma forma que se ha dado el apoyo estos proyectos el Consejo Nacional de Energía a recomendado la revisión de otros, este es el caso del proyecto de la presa El Cimarrón, el análisis de este consejo a determinado que el diseño actual tal como ha sido realizado no es viable y por lo tanto recomienda que no sea tomado en cuenta.
Esto no significa sin embargo descartar el proyecto es si, quiero decirlo claramente para evitar equívocos y sobre todo deformaciones que luego aparecen publicadas en los medios, significa que el diseño que se ha propuesto no se llevara a cabo porque tiene claros inconvenientes ambientales y sociales, se impone entonces la necesidad de analizar la posibilidad de un rediseño del proyecto con una visión integral territorial que tenga en cuenta los factores medioambientales y sociales que nos hemos puesto como obligación respetar.
La formulación de este nuevo diseño, no solo será tarea de CEL sino que se buscará la intervención de otros actores entre ellos las municipalidades y las comunidades que puedan resultar afectadas; además por supuesto este Consejo Nacional de Energía que ha sido recientemente juramentado.
Solo a partir de la presentación, óigase bien, solo a partir de la presentación de este rediseño el Ejecutivo decidirá si se retoma la construcción de la presa o no, lo demás es pura especulación, solo a partir de la presentación de ese rediseño el Ejecutivo decidirá si se retoma la construcción de la presa o no, lo que si puedo adelantarles sin embargo es tal como esta diseñado actualmente ese proyecto no se va a realizar.
Además de esos proyectos hay otras muchas iniciativas que se están desarrollando y que serán definidas con detalle en el plan que daremos a conocer en un plazo de 90 días, iniciativa relativa a la producción de biocombustible, a la contratación y generación de energía a mediano y largo plazo, al reforzamiento del marco legal del sector energético, a la producción de la eficiencia energética y al diseño e implantación del sistema de información energética de El Salvador entre otros ejemplos.
Antes de finalizar quiero reafirmar un concepto básico para esta estrategia para este sector, aspiramos en largo plazo a una total independencia en materia energética. Somos un pequeño país que sólo puede ser grande en tanto tenga en sus manos todos los reportes de las grandes decisiones que atañen a su desarrollo nacional, no vamos a tener ninguna otra dependencia que no esté determinada exclusivamente por aquellas limitaciones que sufren de nuestras propias carencias en materia de recursos nacionales.
A los miembros de la junta directiva y del comité consultivo, les agradezco la tarea que están realizando, y los insto a profundizarla, para que en noventa días podamos anunciarle al país la política ... que garantice los objetivos propuestos.
Estos seguro de que esa política desarrollada en común con todos los sectores, consensuada, ... de acuerdo con los principios de utilidad pública, ... medio ambiental y desarrollo económico sostenible nos permitirá garantizar la soberanía, el rol eficiente del sector en conjunto de la economía y la provisión de energía buena y barata a nuestro pueblo.
Nuevamente muchas gracias a todos por su presencia, esta mañana ha sido especial para mí y mi esposa y los miembros del Gabinete, además de la juramentación del Consejo Nacional de Energía, que nos permitirá contar con una matriz energética que definirá las prioridades y el rumbo del país en los próximos años en materia de energética, inauguramos este mismo día el año escolar en una remota escuela de Sensuntepeque en Cabañas.
Y a eso se debe que les hayamos hecho esperar algún tiempo, porque recién estamos regresando desde Sensuntepeque.
Nuevamente gracias a todos por su presencia, a los miembros del consejo por su dedicación a esta tarea, buenos días a todos, que Dios bendiga al pueblo salvadoreño.
Muchas gracias.

jueves, 14 de enero de 2010

Consejo de Energía evaluará rediseño de represa El Cimarrón


Daniel Trujillo
Redacción Diario Co Latino

Una de las primeras tareas a realizar por parte de los nuevos miembros del Consejo Nacional de Energía será evaluar el rediseño de la represa El Cimarrón.El Presidente de la República, Mauricio Funes, durante el acto de juramentación de los nuevos miembros de la entidad, dijo que a partir de la presentación y evaluación del rediseño el gobierno decidirá si el proyecto se ejecuta o no.
“Tal y como está diseñado actualmente ese proyecto (de El Cimarrón) no se realizará”, sostuvo el Jefe de Estado.El rediseño de El Cimarrón la hará la CEL, en conjunto con las municipalidades y comunidades afectadas por el proyecto hidroeléctrico. A quien le tomó por sorpresa este anuncio fue al Presidente de la CEL, Nicolás Salume. El funcionario manifestó que se dio cuenta de esto durante la juramentación del Consejo, sin embargo, seguirá la orden del Mandatario.
Salume advirtió que la represa es una obra “muy compleja”, porque contempla la construcción de un túnel de ocho kilómetros.“Nosotros tenemos que tener cualquier estudio hasta que yo pueda consultarlo con el Presidente y con el Consejo Nacional de Energía. Hemos seguido trabajando en El Cimarrón, ahora, con las palabras del Presidente, vamos a tomar otra decisión; tengo que seguir las instrucciones que él ha dado en este instante”, manifestó Salume.En noviembre del año pasado, el Presidente Funes descartó la construcción de la referida represa porque esperaría la elaboración de una matriz energética por parte del Consejo.
La presa tendría un costo estimado de mil millones de dólares y generaría aproximadamente 250 megawatts.El mandatario insistió que el actual diseño de la represa no se llevará a cabo porque “tiene claros inconvenientes ambientales y sociales”.Años atrás, diversas entidades criticaron la construcción de El Cimarrón. Una de estas fue el Instituto de Investigaciones Económicas (INVE) de la Universidad de El Salvador (UES).En su documento “Estudio socio económico y ambiental sobre el Impacto Potencial por la Construcción de la Represa El Cimarrón, Chalatenango” se demuestra la afectación socio económica a dos mil 281 personas; además, la inundación provocada por la represa afectará a 520 familias de 26 comunidades.Las hectáreas a inundarse serían un mil 586.09 , tierras utilizadas actualmente para labores de agricultura y ganadería.La represa inundaría once escuelas, tres unidades de salud, 428 viviendas y un cementerio; éste último contiene un “valor afectivo”, según el estudio del INVE.
El Presidente también dijo que en el futuro no se desarrollarán proyectos “que pongan en riesgo” al medioambiente del país y las futuras generaciones.
Trabajo en política energéticaEl Consejo Nacional de Energía tiene 90 días para presentarle al Presidente la política energética que regirá el país durante estos cuatro años y medio que quedan de gobierno de izquierda.Sin embargo, los elementos que servirán para elaborar la misma fueron publicados durante la juramentación y estos son: diversificación de fuentes de energía, fortalecer las capacidades del Estado para gestionar trabajos en materia energética y garantizar protección en el consumidor, mejorar la oferta energética y reducir la demanda.
Asimismo, potenciar la eficiencia, la cultura de ahorro así como mejorar la cobertura de energía en el país, mejorar la focalización de los subsidios y apostarle a la innovación y desarrollo tecnológico, así como la promoción de la integración energética regional.La junta directiva del Consejo la conforman los titulares de los Ministerios de Economía, Hacienda, Obras Públicas y Medioambiente, también, el Presidente de la Defensoría del Consumidor y el Secretario Técnico de la Presidencia.
La presidencia del Consejo la tiene el Ministro de Economía, Héctor Dada Hirezi. Además, existirá un comité consultivo conformado por diversas organizaciones de la sociedad civil, empresas industriales y sindicatos.
Dada añadió que si bien las empresas operarias del mercado eléctrico no están dentro del comité, estas serán consultadas.El Presidente Funes dijo que el Consejo tendrá como principal reto el diseño de la política energética y el desarrollo sustentable.
El Ministro de Economía aseguró que la política energética será largoplacista, ya que las formas para generar energía en el país no pueden cambiarse “de la noche a la mañana”.

miércoles, 13 de enero de 2010

Suspenden construcción de El Cimarrón


Suspenden construcción de El Cimarrón
El diseño del proyecto reveló que si se inicia la construcción así como está planteado traerá problemas ambientales y con las personas que viven en los alrededores. Lo mismo ocurrió con El Chaparral, que ahora tiene el espaldarazo del Ejecutivo.

Escrito por Lourdes Quintanilla/Keny López/ Sigfredo Ramírez/Mariana Belloso Miércoles, 13 enero 2010 00:00

El proyecto de la presa hidroeléctrica de El Cimarrón, tal y como está diseñado actualmente, no se llevará a cabo, anunció el presidente de la República, Mauricio Funes.
El gobernante dijo que esta ha sido una de las primeras recomendaciones que ha recibido de parte del Consejo Nacional de Energía (CNE), entidad que está funcionando desde el año pasado, pero cuyos miembros fueron juramentados ayer martes.
Funes dijo que el diseño actual de El Cimarrón tiene implicaciones ambientales y sociales negativas, por lo que ha pedido que se rediseñe el proyecto, que se corrijan estos aspectos. “Solo a partir de ese rediseño, el Ejecutivo decidirá si se retoma o no el proyecto… Lo demás es pura especulación”, dijo el mandatario.
El Cimarrón es una presa que se ubicaría entre Chalatenango y Santa Ana, con una capacidad de generación de 261 megavatios, equivalentes al consumo de unas 600,000 familias.
En noviembre del año pasado, Funes aclaró que en la agenda inmediata del Gobierno no se contemplaba la construcción de El Cimarrón, luego que el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Germán Rosa Chávez, anunciara en un foro sobre el agua que esta presa no se construiría.
“Yo estoy esperando a que el Consejo Nacional de Energía, que es una entidad interinstitucional, elabore una matriz energética para que sea el consejo quien me haga una propuesta de si necesitamos o no la presa”, dijo Funes en esa ocasión.

Sí a El Chaparral
El mandatario enfatizó, sin embargo, su compromiso con otros dos proyectos hidroeléctricos: la construcción ya iniciada de la presa El Chaparral, al norte de San Miguel y la expansión de la hidroeléctrica 5 de Noviembre.
Aunque El Chaparral ha enfrentado oposición y críticas de parte de grupos ambientalistas y pobladores de la zona, Funes la mencionó entre las apuestas inmediatas del Gobierno en materia de generación energética.

Estos proyectos, impulsados por la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), permitirán ampliar la oferta de energía, con 67.5 megavatios adicionales, en el caso de El Chaparral, y 80 megavatios más, en lo que respecta a la 5 de Noviembre. Esta generación adicional conjunta, con capacidad para 147.5 megavatios, representa aproximadamente el 15% de la demanda actual de energía.
Funes dijo que con ambos se logra cubrir el crecimiento en el consumo de energía del país, que actualmente es de unos 900 megavatios, y que, según el Ejecutivo, crecerá a un ritmo del 3% anual.

La CEL, por su parte, aún desconoce los motivos que llevaron a los miembros del Ejecutivo a obligar la pausa. “Definieron que había problemas, como mencionaba el presidente, ambientales y con las comunidades”, manifestó Nicolás Salume, titular de CEL.
Estas son las mismas observaciones que se realizaron a la presa El Chaparral, en Morazán, que ya lleva un 12% de avance. Los problemas con las comunidades aledañas, de acuerdo a Salume, se han ido resolviendo con el tiempo e incluso se han estado implementando proyectos educativos y de reforestación en la zona para crear vínculos con los habitantes. La obra costará $163 millones a la CEL y se ha financiado con préstamos.
Volviendo a El Cimarrón, la hipótesis que maneja Salume sobre la suspensión gira en torno a que el proyecto, por ser de gran magnitud, también es complejo. Se debe desviar un río y crear un túnel de ocho kilómetros.
“No tenemos avance (con la presa). No hemos comprado tierra porque no sabíamos si era factible lo que tenemos”, explicó. Agregó que tienen un diseño de prefactiblidad, que no es el definitivo para arrancar.
Así, mientras el proyecto sigue en sus etapas más tempranas, la CEL tiene tiempo de presentar una nueva propuesta que se ajuste a las exigencias de otros ministros. “Vamos a tomar las medidas e instrucciones que ha dado el presidente en su discurso para rediseñar y plantear”, dijo Salume. “Vamos a tener una reunión con el CNE. Vamos a conocer el problema y a hacer un replanteamiento”. agregó. Volver a emprender un estudio tomará de ocho a 12 meses.
“Existe otro problema, que es el financiero: el costo de este proyecto es muy alto”, explicó Salume. Por el momento, la obra ronda los $1,100 millones, sin una fuente identificada de financiamiento.

Futuro del sector en manos del Consejo

Futuro del sector en manos del Consejo
Escrito por Lourdes Quintanilla/Keny López/ Sigfredo Ramírez/Mariana Belloso Miércoles, 13 enero 2010 00:00

El secretario técnico de la Presidencia, Alexander Segovia, afirmó que en los primeros días el Consejo Nacional de Energía va a definir por consenso cuál será la inversión a mediano y largo plazo en el tema de energía; además, se definirá la matriz energética del país tomando como referencia la obtención de energía a partir de recursos renovables.
Segovia afirmó que se estudiará la viabilidad de la planta de carbón. “La planta de carbón es una de las posibilidades que se está viendo, aunque la apuesta es energía con recursos renovables”, dijo.
Mientras, el presidente de la Comisión Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), Nicolás Salume, espera que dentro del CNE se discutan las elecciones a largo plazo para la generación de energía en el país. “Si decidimos irnos por la energía renovable, que es lo que yo recomendaría: hídrico, geotérmico, solar”, indicó.
CEL es la principal generadora de energía con la fuerza del agua o hídrica, pero también está evaluando proyectos con la fuerza del viento o eólicos. Estos últimos han mostrado ser poco rentables.
“Solo tenemos dos lugares para generar y son entre 2.5 y 5 megavatios. Resulta que, donde está el viento, no tenemos línea de transmisión, hay que construirla y es costosísima para tan pocos megavatios”, agregó Salume.
La clave son los contratos que den la seguridad para que quien se decida a entrar en el negocio de generación y distribución pueda hacer cálculos de cuánto pagará y si esto implica un retorno atractivo.
“Hoy por hoy, el sistema de costos no puede funcionar porque el pago por potencia es muy bajo”, dijo el titular de la Comisión. Según Salume, debería pagarse el doble en comparación al precio actual de un megavatio e incluir la capacidad instalada.
“El problema es que no se atrae nueva inversión en potencia, si no paga la potencia instalada que no se utiliza”, comentó Salume.

Entregarán política energética en abril

Entregarán política energética en abril
Escrito por GN3 Miércoles, 13 enero 2010 00:00

Elaborar la política energética del país y presentarla en abril de 2010 al presidente de la República, Mauricio Funes, es la principal misión del Consejo Nacional de Energía (CNE), juramentado ayer en Casa Presidencial.
“El tema fundamental del consejo en el corto plazo es la política energética, que implica cambiar la matriz energética del país, políticas de ahorro de energía y no solo de energía eléctrica, sino de otros elementos, como los combustibles”, afirmó Héctor Dada, ministro de Economía y presidente del CNE.
Asimismo, agregó que las líneas estratégicas de la política energética ya fueron entregadas al presidente Funes y que están referidas a la diversificación de las fuentes de energía incrementando la cuota de fuentes renovables, orientar el fortalecimiento del Estado para gestionar el sector de energía, mejorar la oferta energética y ampliar la cobertura en el país, además de otros aspectos.
“Lo que le he pedido al consejo es que la propuesta de política esté enmarcada en un visión de mediano y largo plazo. Esto es importante para definir la matriz energética que establecerá las prioridades del país para los próximos cinco años, con la idea de dejar una guía que pueda ser seguida por futuras administraciones”, aseguró Funes.
Según el presidente de la República, entre las iniciativas que ya se estudian dentro del CNE, a conocerse en los próximos 90 días, están la producción de biocombustible, la contratación y generación de energía a mediano y largo plazo, el reforzamiento del marco legal del sector energético y una producción energética más eficiente que la actual.
El CNE no contará con la participación directa de ningún operador del sector energético, pero según Dada este no será un impedimento para el diálogo con los distintos sectores y esperan presentar “una política consultada, consensuada y de acuerdo con las necesidades del país”.

martes, 12 de enero de 2010

Funes posterga construcción de represa El Cimarrón


El mandatario cree que el actual proyecto debe ser revisado, porque tal como está diseñado ocasionará un grave daño al medio ambiente.

El Gobierno se ha reunido en reiteradas ocasiones con los grupos que se oponen a la construcción de El Cimarrón. La obra será aplazada hasta que se presente un nuevo proyecto. FOTO / edh
León Eduardo López / R. B.
Martes, 12 de Enero de 2010
El presidente de la República, Mauricio Funes, anunció hoy que detendrán el proceso de construcción de la represa El Cimarrón, en el departamento de Chalatenango.
El mandatario cree que el actual proyecto que se piensa ejecutar debe ser revisado, porque tal como está diseñado podría ocasionar graves daños al medio ambiente. "El proyecto tal como ha sido concebido no va a servir para la represa, y no se puede aprobar así como está", explicó.
Funes ha delegado al recién creado Consejo Nacional de Energía, cuyos integrantes fueron juramentados hoy en Casa Presidencial, para que se encarguen de buscar nuevas alternativas para la construcción de dicha represa. Ha pedido a la Comisión Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL) que tome en cuenta sus observaciones y haga las correcciones necesarias para diseñar un proyecto más acorde para la conservación de la ecología de esa zona de Chalatenango.
El presidente de CEL, Nicolás Salume, se mostró sorprendido ante el anuncio. El funcionario comentó que no se les había notificado antes esta decisión, y que si bien está entre las facultades del presidente decidir si se construye o no, esperaban que se les notificara con tiempo. La CEL, declaró Salume, esperará las observaciones para así plantear un nuevo proyecto.
El Cimarrón es el nuevo punto de medición de fuerzas entre el presidente Mauricio Funes y sus funcionarios, según una nota que se publicó en elsalvador.com el 5 de noviembre de 2009. En esa ocasión se dijo que el mandatario dejaría abierta la posibilidad de que se eche a andar el proyecto, a pesar de que dos de sus funcionarios, el presidente de la Cel y el ministro de Medio Ambiente, Herman Rosa Chávez, descartaron en su momento la continuidad del mismo por no existir los fondos necesarios para su ejecución ni contar con los permisos ambientales correspondientes.
La represa habría comenzado a ser construida este año, según el plan trazado, y se terminaría cinco años después, justo cuando la creciente demanda eléctrica requerirá de nuevos impulsos y en medio de dos procesos electorales.
El Cimarrón es un proyecto de generación de energía eléctrica que tiene años anidándose en los despachos del Ejecutivo. El embalse se ubicaría entre los municipios de Agua Caliente, Chalatenango, Metapán y Santa Ana.

Hoy juramentan al Consejo de Energía

Además, se conocerá a los miembros del comité consultivo de esa área.
Escrito por Redacción de Economía
La Prensa Gráfica
Martes, 12 enero 2010 00:00

Este día nombrarán al Consejo de Energía, una de las promesas posteriores a los Acuerdos de Paz y que existe legalmente desde 2007.
La institución que presidirá este organismo es el Ministerio de Economía (MINEC), encabezado por Héctor Dada Hirezi.
El funcionario adelantó que las carteras de Agricultura y Ganadería, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Hacienda, así como la Defensoría del Consumidor –autónoma del Gobierno– representarán al sector público. Además, el sector privado integrará un comité consultivo.
Si bien dentro del consejo ya comenzaron las discusiones y reuniones, mañana solo se realizará la juramentación tanto del consejo como del comité. Para el evento se espera que asista el presidente del país, Mauricio Funes.
“Se van a dar las líneas básicas de la política energética que hemos venido diseñando”, dijo Dada.
Parte del trabajo que se le atribuye al consejo es el estudio del mercado de los combustibles en cuanto a precio de referencia, implementación de las energías renovables (como los biocombustibles) y las inquietudes que han planteado anteriormente las generadoras y distribuidoras de energía en el país.

Presidente de El Salvador pide rediseño de hidroeléctrica El Cimarrón

El gobernante anunció que el proyecto de la presa El Cimarrón, tal y como está diseñado, no se llevará a cabo, por sus implicaciones ambientales y sociales.
Escrito por Mariana Belloso
La Prensa Gráfica
Martes, 12 enero 2010 15:03

El proyecto de la presa hidroeléctrica de El Cimarrón, tal y como está diseñado actualmente, no se llevará a cabo, aseguró hoy el presidente de la República, Mauricio Funes.
El gobernante dijo que esta ha sido una de las primeras recomendaciones que ha recibido de parte del Consejo Nacional de Energía, entidad que está funcionando desde el año pasado, pero cuyos miembros fueron juramentados hoy martes.
Funes dijo que el diseño actual de El Cimarrón tiene implicaciones ambientales y sociales negativas, por lo que ha pedido que se rediseñe el proyecto, que corrija estos aspectos. “Solo a partir de ese rediseño, el Ejecutivo decidirá si se retoma o no el proyecto… lo demás es pura especulación”, dijo el presidente.
El Cimarrón es una presa que se ubicará entre Chalatenango y Santa Ana, con una capacidad de generación de 261 megavatios, equivalentes al consumo de unas 600,000 familias.
En noviembre del año pasado, Funes aclaró que en la agenda inmediata del Gobierno no se contemplaba la construcción de El Cimarrón, luego que el ministro de Medio Ambiente, Germán Rosa Chávez, dijera que esta presa no se construiría.
“Yo estoy esperando a que el Consejo Nacional de Energía, que es una entidad interinstitucional, elabore una matriz energética para que sea el consejo quien me haga una propuesta de si necesitamos o no la presa”, dijo Funes en esa ocasión.
El mandatario enfatizó, sin embargo, su compromiso con otros dos proyectos hidroeléctricos: la construcción ya iniciada de la presa El Chaparral, al norte de San Miguel, y la expansión de la hidroelécrtica 5 de Noviembre.
Aunque El Chaparral ha enfrentado oposición y críticas de parte de grupos ambientalistas y pobladores de la zona, Funes la mencionó entre las apuestas inmediatas del Gobierno en materia de generación energética.

jueves, 7 de enero de 2010

El Cimarrón entre la contradicción y la confusión

Observatorio Juvenil - 23.11.2009
En términos económicos “es demasiado caro (más de $1000 millones de dólares) y no rentable” y ecológicamente “insustentable por la modificación del ecosistema, de un agua que fluye a un embalse de agua estancada, provocando serios problemas para la biodiversidad actual y para la salud de los habitantes del incrementando la concentración de la contaminación y enfermedades como el dengue, la esquistosomiasis”, valoró.
Los megaproyectos diseñados por las pasadas administraciones gubernamentales, tienen o deben ser ejecutados por el “gobierno del cambio”. Al menos esa es la percepción que se tiene hasta ahora.La construcción de la carretera Longitudinal, en el norte del país; represas hidroeléctricas como El Chaparral, en el oriente del país y la represa El Cimarrón, al norte, son algunos de los proyectos que suenan por estos días.Los proyectos consideran ambientalistas de organismos como la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) o el Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), “constituyen riesgos en las comunidades cercanas a los mismos”.Ricardo Navarro, presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), considera que “ahorita no esta (caminando el proyecto), pero nadie lo descarta. Imagínense ustedes, el Presidente dijo que El Chaparral va a continuar porque ya lo había iniciado el anterior gobierno. Ahora dice con El Cimarrón que ha pedido opinión al ministro de economía haber que dice, pero que va a decir, dirá que sí”, advertió al ser consultado con respecto al tema.Al tiempo que estimó que el Presidente Funes, no da mayores garantías para frenar el proyecto, “lo que hace es pasarle la pelota al gobierno anterior en el caso de El Chaparral, y pasarle la pelota en este caso a Economía…porque si no quisiera diría: No. Él quiere hacerlas, lo que pasa es que no quiere correr con el costo político, sino otros”, enfatizó.Con relación a las consecuencias de este tipo de proyecto Navarro afirmó que “los impactos son diversos, primero se va a desviar el río Lempa como 80 kilómetros para tirarlo sobre las aguas del río Metayate, en ese tramo específicamente los primeros 30 kilómetros será peor. Segundo al tirar el río por otro cause desestabilizará la zona, además esa zona es considerada como prehistórica, eso no se ha evaluado”.Y en cuando a las familias que residen en esas zonas, aseguró que el impacto lo sufrirán en sus viviendas y áreas de cultivo. “La gente se ve afectada también por las inundaciones, todos estos son los impactos que vamos a tener en El Cimarrón”, precisó.Mauricio Sermeño, de la UNES al ser consultado sobre este tipo de proyectos responde sin mayor preámbulo que técnicamente “es de mucho riesgo por la altura del tubo de descarga que da una elevada presión hidráulica y la desviación del caudal del río Lempa provoca un cambio muy significativo en la zona afectada”.En términos económicos “es demasiado caro (más de $1000 millones de dólares) y no rentable” y ecológicamente “insustentable por la modificación del ecosistema, de un agua que fluye a un embalse de agua estancada, provocando serios problemas para la biodiversidad actual y para la salud de los habitantes del incrementando la concentración de la contaminación y enfermedades como el dengue, la esquistosomiasis”, valoró.Al tiempo que enfatizó en que “la pérdida de vegetación en la zona del embalse es una pérdida irrecuperable y de gran dimensión afectando también al cambio climático y el incremento de la temperatura local por el espejo de agua que será incrementado sustancialmente”.Pero Sermeño además destaca problemas de carácter socioeconómicos, específicamente porque el proyecto constituye una violación a los derechos humanos de los residentes del lugar, “porque se eliminan sus tierras productivas provocando cambio total de su tejido social y escasez de granos básicos y productos lácteos, las tierras productivas son irrecuperables, esto significa la vida de los habitantes y eso es inviolable”, señaló Sermeño.Para la UNES las contradicciones en el comportamiento de las autoridades o interesados encontrados de algunos actores, “son evidentes”, y añade Sermeño que esto se refleja con el caso del Ministerio del Ambiente “no quisiera verse forzado a otorgar un permiso ambiental injustificable”.“La CEL, léase Salume, insiste en realizar la obra a toda costa sin importarle a quien se lleva de encuentro. La SIGET no está de acuerdo con estos proyectos con argumentos muy bien fundamentados. Y Mauricio Funes toma una actitud equilibrista e imitadora de las decisiones tomadas por Brasil, con quien no podemos compararnos por nuestra posibilidad económica, densidad demográfica y extremada estrechez territorial”, precisó este ambientalista.La mala percepción se incrementa cada día, y más ahora cuando el país y en particular la zona paracentral ha sufrido la fuerza de la naturaleza, con el paso del Huracán Ida, en el Atlántico y una depresión tropical en las costas del Pacífico que han dejado casi 200 muertos, muchos desaparecidos y miles de damnificados. Un poco más de tres horas de lluvia, acumuló más de 300 mililitros de agua en la zona San Vicente, causando una tragedia de muerte y destrucción en poblados aledaños al volcán Chicontepec. Muchos consideran que esta situación una vez más deja al descubierto que El Salvador es vulnerable.De ahí que los ambientalistas opinan que la realización de megaproyectos, vinculados al desarrollo del país en una medida pueden ser un riesgo a futuro en particular entre las familias de escasos recursos.Las represas, han venido asegurando ex y actuales funcionarios, son “de urgencia” para El Salvador para garantizar energías más baratas. Las comunidades se resisten a este discurso y piden señales claras del Ejecutivo para evitar la ejecución de los mismos, esta Resistencia se ha visto mayormente entre las comunidades aledañas al proyecto El Chaparral.Sin embargo, en los últimos días no ha quedado claro si el proyecto Cimarron, en el norteño departamento de Chalatenango, será vetado en su totalidad o podría quedar latente la amenaza de que el mismo se ejecute en una administración de gobierno con visión diferente a la actual.Recientemente ha dicho el Presidente de la República, Mauricio Funes, –primera vez abordando el punto como mandatario, por cierto- que “el Presidente de la República es el que toma las decisiones en materia de conducción del Ejecutivo y sobre todo en proyectos de gran envergadura, como es la Presa El Cimarrón. En ningún momento ha dado declaraciones de que la construcción de la presa está descartada”.Aspecto que en una medida llama la atención a los ambientalistas, quienes consideran como un aspecto contradictorio el hecho de que con este tipo de posiciones el mandatario, del primer gobierno del FMLN, contradice la posición de Germán Rosa Chávez, ministro de Medio Ambiente, las cuales dejó en claro la suspensión del proyecto, esto durante su intervención en el foro del Tribunal Latinoamericano.Funes añadió en esa ocasión ante la prensa que está a la espera de lo que diga el Consejo Nacional de Energía “quien me haga una propuesta de sí necesitamos o no la presa”.Esta represa según datos oficiales tendría un costo de mil millones de dólares, generando una producción energética de aproximadamente 250 megawatts.Nicolás Salume, presidente de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), ha dicho últimamente que la cantidad de dinero para echarlo andar sobrepasaría los mil millones, asegurando que la no ejecución del proyecto obedece a falta de recursos y no de armonía con las comunidades o el Medio Ambiente en su defecto.Algo que las comunidades y los ambientalistas ven con preocupación, y que puede a futuro dar marcha al proyecto, cuando se tengan los recursos necesarios.Salume, un prominente empresario y ex funcionario de gobiernos areneros, ha dicho en repetidas ocasiones que los proyectos no deben detenerse más que con la mano de Dios. Las comunidades que se sienten amenazadas por los proyectos han exigido la destitución de funcionarios que piensan más en el desarrollo sobrepasando los derechos de cientos de familias que serían desplazadas, afectadas directas o indirectas de las zonas.Las contradicciones en la medida que pasa el tiempo afloran, el gobierno “sigue tratando el tema de forma tímida”, sostiene el Padre Antonio Confesor, párroco de San Antonio del Mosco, una de las comunidades afectadas por la construcción de la presa El Chaparral.

País tiene potencial de 67 pequeñas hidroeléctricas

Buscan más fuentes de energía: País tiene potencial de 67 pequeñas hidroeléctricas
» La Cel podría añadir 87 Mega Watts a la oferta, 21 más de lo que producirá El Chaparral, con minirepresas, cuya factibilidad técnica se ha detectado en ríos de poco caudal
Daniel Choto
El Diario de Hoy
Jueves, 10 de Septiembre de 2009
Un estudio elaborado por la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (Cel) con la colaboración de la Universidad José Simeón Cañas (UCA) encontró que en el país es factible construir 67 pequeñas centrales hidroeléctricas que podrían generar hasta 5 Mega Watts (MW) cada una.
Según cálculos preliminares, las 67 minicentrales, en diferentes ríos del país, generarían alrededor de 84.08 MW de potencia efectiva, es decir un poco más del 27 por ciento de la generación que se obtendrá con la represa hidroeléctrica El Chaparral.
Según el estudio, la oferta energética nacional ha crecido más del 53 por ciento entre 1985 y 2007, y ahora se sitúa en una capacidad instalada de 1,436.5 MW, y una efectiva de 1,175.5 MW, según indicó la Unidad de Transacciones (UT).
A pesar de que la oferta de energía está ligeramente encima de la demanda, el país requiere ya de nuevas inversiones en represas y plantas generadoras hidroeléctricas, geotérmicas y térmicas para depender menos de la importación.
A la fecha El Salvador tiene en ejecución la construcción de la Central de El Chaparral, que estará lista a finales de 2012 o principios de 2013, para entonces la demanda de energía habrá aumentado 20 por ciento, es decir el requerimiento de 200 mil familias y empresas.
Eso significa que el país volverá a estar sobre el "filo de la navaja", necesitando con urgencia de que se construyan nuevas plantas generadoras.
Asimismo, la empresa privada tiene prevista la construcción de dos plantas de generación: Una a base de gas natural y otra de carbón mineral. Se calcula que juntas producirán 775 MW, ambas podrían iniciar operaciones en 2014 la primera y en 2013 la segunda.
El estudio de Cel indica que resulta muy importante que se le apueste a las minicentrales hidroeléctricas para paliar parte de la demanda, sobre todo en áreas rurales.
Sobre el tema, Leopoldo Dimas, analista senior de la Fundación Salvadoreña de Estudios Económicos y Sociales (Fusades), afirmó que el país tiene un gran potencial con estas pequeñas instalaciones hidroeléctricas.
"Con ellas podríamos resolver el tema de la falta de electrificación rural" dijo. El Salvador tiene entre un 10 y 12 por ciento de familias, sobre todo campesinas, que no tienen energía y podrían beneficiarse con las mini centrales hidroeléctricas.
Uno de estos ejemplos, explicó, se da en Sonsonate, donde sobre el río Grande, que atraviesa toda la ciudad y gran parte de la zona metropolitana, ya operan cuatro mini centrales.
Además de que contribuyen a resolver el problema de falta de servicio, "son una beneficiosa conexión entre economía y medio ambiente", afirmó el técnico de Fusades.
Dichas minipresas podrían hacerse con inversión privada, además de que se pueden encontrar recursos para estimular estos proyectos de menos de 5 MW a través del Banco Centroamericano de Integración Económica y otras fuentes.
Dimas afirmó que habrá que "esperar un poco de tiempo a que pase la crisis para ponerlos en marcha, pero no perderlos de vista". "Los inversionistas interesados en la ejecución de estos proyectos también pueden optar por el mecanismo de créditos de carbono del "Protocolo de Kioto, como alternativa de financiamiento", dijo.