Por Néstor MartínezEditor Suplemento Eco-Lógico
Diario CoLatino
I. Recordatorio de la sed
La sed es la manifestación de la escasez del agua, y como el agua es esencial para la vida, beberla es imprescindible. La sed es una constante en la vida humana, en cualquier condición que se encuentre. Es decir, hay una sed natural, exigencia del cuerpo para equilibrar el agua, que forma un 70% de él.
Pero, el ser humano, a diferencia de la vida en la Naturaleza, necesita agua para otras actividades que le han llevado a subir con gran éxito la escala de la evolución. Por ello, desde mitos y leyendas, hasta la categoría de dios en todas las culturas, el agua siempre tiene su merecido sitial.
En lo que ahora es El Salvador, bajo la influencia de mayas y aztecas, el agua tenía su representatividad en el dios Tlaloc, que al mismo tiempo lo era de la fertilidad. La entrada del invierno era celebrada con rituales para rogar que no faltara el agua, y cuando recogían la cosecha también celebraban a Tlaloc.
Los habitantes en las cercanías del río Hualache, en Usulután, cuentan que el río nació porque, luego que los españoles derrotaran al jefe Hualache, este se fue a una cueva a llorar. Su llanto era tan copioso que creó el río mencionado. Allí, donde nace el agua de dicho río, existe una cueva que se supone fue testigo del llanto de jefe indio.
No es raro que a lo largo y ancho de El Salvador, se encuentren mitos, leyendas y dioses alrededor del agua. Si echamos un vistazo a su geografía veremos que ésta tiene las condiciones para tener grandes reserva de agua.
II. Agua sagrada del cielo
Credo del agua
(En la tradición de nuestros antepasados)
Néstor Martínez
Agua sagrada que estás en las nubes, ríos, lagos y mantos acuíferos.
Santificado sea tu ciclo.
Venga a nosotros la lluvia.
Hágase la voluntad de la vida,en el cielo y en la tierra.
Quítanos la sed de cada día.,
No nos dejes caer en la tentación del desperdicio,
la contaminación y la tala de árboles.
Perdónanos las ofensas a la Madre Tierra,
y líbranos de la sequía,
Amén.
La oferta hídrica recibida a través de la lluvia, (Centella, et al. 1998) es de un promedio de 1823 mm anuales que representan un volumen de 38, 283 millones de m3 de agua al año.
Considerando una evapotranspiración potencial de 67 %, se tiene un 33 % como oferta hídrica restante, que equivalen a 12,633 millones de m3 de agua al año como aguas superficiales y subterráneas.
III. Un territorio esponja
El país cuenta con unos 360 ríos, cuyas áreas de recogimiento han sido agrupadas en 10 regiones hidrográficas. La cuenca más importante es la del río Lempa con 18,240 Km2, perteneciendo a El Salvador 10,255 Km2 (56 %) y el resto a Guatemala y Honduras (14 y 30 % respectivamente). Dentro del territorio nacional la cuenca del Lempa representa un 49 % del país. Sus aguas son utilizadas para generación de energía eléctrica, (398.6 MW) riego, abrevadero y abastecimiento de agua potable e industrial.
De acuerdo al Plan Maestro de los Recursos hídricos (Ministerio de Agricultura y Ganadería, 1982), del balance hídrico por regiones hidrográficas, la disponibilidad de agua considerando además las provenientes de Guatemala y Honduras a través de las cuencas transfronterizas de los ríos Lempa, Paz y Goascorán, es de 17,971 millones de m3 anuales.
Entre los lagos y lagunas principales están: lago de Ilopango (70.4 Km2), laguna de Güija compartida con Guatemala (44.1 Km2), lago Coatepeque (24.8 Km2), laguna de Olomega (24.2 Km2), laguna El Jocotal (15 Km2) y otras. Entre los embalses hidroeléctricos están: Cerrón Grande (135 Km2), 5 de Noviembre (17 Km2), 15 de Septiembre (35 Km2) y Guajoyo (32.5 Km2).
El país está caracterizado por seis unidades geomorfológicas y la calidad de los acuíferos en relación a su producción está directamente relacionada con cada una de ellas. Así tenemos que en la Fosa Central y en la Planicie Costera los acuíferos son de buenos rendimientos, aún los que se ubican en el Valle Interior, no así los acuíferos localizados en las unidades geomorfológicas conocidas como Montaña Frontera, Montaña Interior y Montaña Costera; éstos son de bajos rendimientos por estar desarrollados en rocas más antiguas y por consiguiente menos permeables que las rocas más recientes depositadas en los Valles.
Los acuíferos del país se encuentran ubicados dentro de estas regiones hidrográficas, siendo los principales (en cantidad y calidad del recurso), los que se encuentran en formaciones volcánicas recientes. (Cuaternario). Entre los principales acuíferos del país se pueden mencionar los siguientes:
a) Santa Ana-Chalchuapa, b) Aguilares, c) Sistema de Acuíferos de San Salvador, d) San Vicente, e) Atiquizaya- Chalchuapa, f) Costero Paz-Acajutla, g) Volcánico Izalco, h) Valle de Sonsonate, i) Libertad-Lempa, j) Lempa- Usulután, k) Volcánico Usulután, l) San Miguel, m) Valle de Olomega, n) Chapeltique, o) La Unión.
IV. La paradoja: no hay agua. Algunas razones.
Razón 1. La población
Imaginemos a El Salvador allá, por los años antes de la colonia. “…Así, pues, tendríamos que la suma total de pobladores de El Salvador, en el momento de la conquista sería, como mínimo, de 115,920 individuos. Si, para dar mayor flexibilidad al cálculo, suponemos un margen oscilatorio de algo más de un 10%, podremos decir que la población del territorio salvadoreño, a la llegada de los españoles comprendía de 116,000 a 130,000 indios en números redondos…”, escribe Rodolfo Barón Castro en su obra cumbre “La Población de El Salvador”.
En la actualidad la población de El Salvador es de un aproximado de 6.5 millo
nes. El impacto de la población se traduce en que, además de que hay más gente que quiere beber, esa gente demanda más bienes y servicios, alimentos, vestimenta, energía, transporte, producción… y un largo etcétera. Todo ello involucra al agua. Aún esa visión es corta. No solo hay demanda de agua para las aspiraciones humanas. El costo de estas aspiraciones es la contaminación.
Razón 2. La contaminación
Se estima que el 90% de ríos y lagos de El Salvador están contaminados. Siendo un país notoriamente agrícola, la búsqueda de mejor productividad agrícola llevó al país a la intensificación de la agricultura, tanto de cultivos industriales, como el café, el algodón, la caña de azúcar, entre los más destacados, como los granos: maíz, frijol, maicillo, arroz, etc., y hortalizas: repollo, lechugas, etc. Variedad de frutas, legumbres, y otro largo etcétera.La demanda de estos cultivos, hizo que la demanda de agroquímicos (abonos y pesticidas, registrados o no) aumentara entre los años 60’s y 70’s, lan
zando millones de toneladas, de las que aún quedan algunos residuos que se localizan de vez en cuando en depósitos clandestinos, enterrados en terrenos abandonados.
Tanto ríos como lagos, fueron utilizados como portadores “naturales” de las aguas grises de los centros urbanos que empezaron a crecer como hongos a lo largo y ancho de la República. La demanda de vivienda, la industrialización, que se tradujo en demanda de carreteras, redujeron la superficie para absorber la oferta de agua lluvia, convirtiéndose las planchas de cemento, calles y carreteras en grandes conductores del agua hacia los ríos ya contaminados, perdiendo, además, el agua para los mantos acuíferos.
El crecimiento de la industria también fue a costa de industrias, cuyos
desechos industriales todavía van a parar directamente a los ríos, lagos o depósitos subterráneos. Tal es el caso de las industrias alrededor del lago de Ilopango, o del reciente caso de Baterías Record, en Sitio del Niño.
Los ríos, lagos y mantos acuíferos de El Salvador, también tienen que soportar la carga de la basura. Muchos tiraderos de basura están a la orilla de ríos y quebradas, otros construidos sobre mantos acuíferos o cerca de ellos. Incluso, muchas personas simplemente tiran la basura en las orillas de ríos y quebradas.
El caso más reciente de construcción en o cerca de mantos acuíferos se dio en Santa Ana, en el cantón Cutumay Camones, donde la gente lucha por salvaguardar su agua.
Razón 3. El desorden urbano
Lejos de cuidar las zonas de recarga acuífera, el gobierno ha sido permisivo de que grandes constructores, en especial los afines al gobierno o sus patrocinadores, construyan sobre importantes mantos acuíferos. Tal es el caso de la Capital, San Salvador, que siempre fue abastecida por mantos acuíferos, desde el antiguo llamado “La Danta”, pasando por “El Coro”, “Guluchapa”, el acuífero “San Salvador”, y sobre los cuales ahora yacen sendas construcciones, siendo el último caso el de la Finca El Espino, entrada del “Acuífero San Salvador” que abastecía a la Capital, y ahora hay sobre dicho terreno de gran captación de agua, grandes centros comerciales.
El desorden urbano es notorio: las colonias populares crecen como hongos por todos los rumbos del país sin ninguna consideración ambiental, y muchos de estos proyectos habitacionales no tiene agua.
Otros proyectos, como son la construcción de carreteras, como la llamada “periférica sur”, que de realizarse destruirían la última gran reserva forestal como lo es el Cerro de San Jacinto, cuya cuenca mantiene grandes reservorios de agua.
Razón 4. El negocio del agua
De acuerdo al PNUD, el mercado del agua representa una facturación de 43.5 millones de dólares. Si tomamos en cuenta que una bolsa de 500 ml vale $0.12, el resultado es que esos 43.5 millones de dólares equivalen a ¡90, 625,000 millones de litros de agua! Según los datos del Centro para la Defensa del Consumidor, hay 61 empresas denominadas como “envasadoras nacionales” dedicadas a la venta de agua. 11 marcas, la obtienen de fuente pública (el chorro de la casa); 10 marcas de manantiales o agua subterránea; 5 marcas de fuente natural o agua natural y 8 marcas de fuente desconocida. Algunas fuentes importantes de agua fueron dadas en dudosa concesión, como las fuentes del Municipio de Quezatepeque, famoso por su balneario “La Toma de Quezaltepeque”.
Otra industria que consume mucha agua limpia es la Turística. Los principales balnearios del país están sobre mantos acuíferos, a los que la población no tiene acceso.
Razón 5. La Industria
La industria, de cualquier tipo necesita agua, pero hay algunas involucra
das directamente con ella: las bebidas como la cerveza, las gaseosas, los jugos, son grandes consumidoras de agua. Asimismo la industria de los restaurantes, tanto callejeros como lujosos, demanda grandes cantidades de agua. Sin dejar de lado, los diversos tipos de motores, sea para fábricas o para vehículos.
Razón 6. La cultura del derroche
No existe por el momento, en los planes educativos la introducción a la cultural del agua que evite el derroche, que se manifiesta en diversas formas: desde dejar abierta la llave del grifo, utilizar la manguera de agua limpia como escoba, lavar el vehículo con manguera o en un “carwash” (lo peor), hasta la forma de bañarse o rasurarse.
Más existe propaganda para promover la figura del Presidente de la República y sus dudosos éxitos, que en evitar la cultura del derroche. Asimismo, no hay leyes que castiguen con severidad el mal uso del agua o el desperdicio, tampoco de parte de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados, la entidad rectora de la política nacional del agua, se advierten planes y proyectos para frenar tanto el desperdicio por fugas en la red de abastecimiento (una tarea pendiente) como el casero, ni planificación sobre el uso o consumo del agua, medición de fuentes, calidad, futuro abastecimiento, etc., etc., etc.
Razón 6. Un gobierno inoperante
Todas las pocas, pero de peso, razones anteriores tienen un denominador común: un gobierno inoperante, cuya promoción no es la calidad humana, como lo sería tener agua en abundancia y de calidad, sino la de negociar o sacar dinero de donde se pueda; manipular el abastecimiento para servir agua poca y de pésima calidad, para favorecer, por ejemplo, el comercio del agua, o, como dice el Centro para la Defensa del Consumidor: negociando con la sed.
Un paso negativo hacia la profundización del problema del agua es la nueva ley de aguas, cuyo eje principal es la privatización, y ya sabemos que la óptica de la privatización es el lucro de unos pocos a costa de, en este caso, la sed de muchos.Hasta el sol de ahora
, ningún gobierno ha planificado sobre el agua, ni protegido las zonas de recarga acuífera, por el contrario, como sucedió en el caso de la Finca El Espino, el ex Presidente Félix Cristiani, derogó todos los decretos que protegían la zona de El Espino, para favorecer a los constructores Poma, además devolvió de manera ilegal la propiedad a sus ex propietarios, la familia Dueñas.
Es sospechoso que dentro del «estudio de impacto ambiental» de los Poma sobre sus edificaciones en la Finca El Espino, mencionen que tendrán sus propios pozos de agua. ¿Serán los que antes abastecían San Salvador? Lo más probable es que sí, de allí que no es raro que ahora San Salvador sea abastecida por las dudosas aguas del Río Lempa. Los mantos acuíferos fueron destruídos o expropiados, sin que la ciudadanía se enterara.
V. El agua que se nos fue de las manos El agua necesaria para abastecimiento poblacional total del país, considerando 6.5 millones de habitantes y una dotación diaria de 250 litros por persona, es de 593 millones de m3 anuales, lo cual representa un 4.8 % de la disponibilidad hídrica potencial (33 % de la lluvia).Sin embargo, a pesar que El Salvador cuenta con una abundante oferta hídrica a través de la lluvia, el agua es escasa a nivel de disponibilidad, principalmente para fines de abastecimiento y en mayor medida en el área rural.
La disponibilidad de 2,265 metros cúbicos de agua por año (m3/año) para el consumo humano y actividades productivas es cada vez más crítica, lo que genera una escasez severa de agua y limita la actividad económica (los países con una disponibilidad per cápita de agua por debajo de los 1,700 m3/año son clasificados como países con problemática de agua).
VI. Epílogo
Es posible que el próximo vaso de agua que se lleve a la boca, le haga recapacitar sobre el valor del contenido que tiene en su mano, y si al ver los millones de agua lluvia que van a parar a la cloaca le dan gana de llorar, ¡hágalo!, y para que no lloren sus hijos en el futuro, empiece a enseñarles todos los errores que hemos cometido para llegar a lamentar la falta de agua.